onsdag, februari 28, 2007

cuando me dí cuenta, el cabrón de la mesa de enfrente ya mostraba ganas de romperme la madre. es normal, si un perfecto desconocido con cara de pendejo te ve (redundando) la cara todo el pinche rato mientras comes, también tú le romperías la madre o las ganas estarían presentes. total que a los diez minutos, ¿quién chingados le ve la jeta a otro por diez minutos?, el tipo clavó su mirada en la mía y dejó su cuchara (¡¿también quién mierdas necesita diez minutos para un plato de sopa en fonda de comida corrida?!) y ándale que me sostiene la mirada y pues resula que el carbón en su cara fue por el miércoles de ceniza. en seguida imagine a un padre ya más viejo que su religión pero en forma debido a las grandes cantidades de bilis en su sangre y cuerpo y alma, con pulso de maraquero, tan ciego como un topo (jódete jodorowski) y él: el comensal de mi encuentro consciente de todas éstas fallas en su sacerdote y aún así poniéndo la jeta para recibir, literalmente, una tiznada en la cara. y no sé qué conclusión tomar, o suda mucho o el padre le dió un manotazo de ceniza. tal vez el comensal ni cuenta se hubo dado del error del padre.
todo esto porque resulta que una amiga escribió, es miercoles de ceniza pero también de plaza en la comercial mexicana. y aquí la moraleja y contenido social del post:
No compre usted en la comercial mexicana, si va le roban sus envases de caguama y eso ni dios debe perdonarlo.