fredag, augusti 07, 2009

Ego Ergo Sum


El mundo me pertenece. Mi voluntad es Ley Cósmica; mi capricho Principio Creador.
Tempestuosos son los paisajes que recorro durante mi terrena existencia. Volcanes titánicos rugiendo con furia ancestral, la misma cuyo vientre me gestó eras atrás. Vendavales implacables que arrasan con todo inmisericordemente, océanos indómitos yendo y viniendo en el incesante trabajo de crear la vida. Todo este poder avasallante toda la furia fulminante de esta naturaleza que en mí habita apunta a un fin, a uno sólo: El latir de corazón demasiado grande, demasiado humilde, demasiado arrogante, demasiado duro, demasiado cruel, irrreductíblemente inflexible, demasiado condescendiente, en fin, un corazón hecho de cristal que no debería latir en éste pecho sino pulsar en el centro de alguna galaxia perdida en el universo.

1 Comments:

Blogger elemea said...

tu texto me recuerda algún fragmento de Trópico de capricornio de Henry Miller en el que recuerda que al leer la "Evolución creadora" de Henry Bergson, aunque lo estaba leyendo en voz alta con unos amigos, no seguía el hilo de la lectura puesto que la palabra *creadora* había inundado todo el universo, esa palabra significo una revolución en su espíritu.

10:33 fm  

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